Twisting vs Clipping: ¿Qué técnica es mejor para tus cultivos?

Twisting vs Clipping: ¿Qué técnica es mejor para tus cultivos?

En la horticultura moderna, guiar correctamente las plantas no es solo una tarea rutinaria: es una parte esencial del éxito en la productividad del cultivo. Un buen sistema de guiado influye directamente en la eficiencia del trabajo, la calidad del fruto y la sostenibilidad del cultivo.

En cultivos como el tomate, el pepino o el pimiento, los agricultores utilizan principalmente dos métodos para sostener los tallos: el trenzado manual del tallo (twisting) y el uso de clips de fijación (clipping). Ambos buscan el mismo objetivo, pero difieren notablemente en la técnica, la mano de obra necesaria y el impacto en la productividad.

Twisting: una técnica tradicional que requiere experiencia

Durante años, el twisting ha sido el método más habitual.  El twisting consiste en enrollar manualmente el tallo de la planta alrededor del hilo tutor. Es un método clásico, que no requiere materiales adicionales y, cuando se realiza correctamente, puede favorecer una un mayor número de tomates por kilómetro de línea.

Sin embargo, su eficacia depende en gran medida de la destreza del operario. Cuando el tallo es enrollado en exceso o la torsión es incorrecta, se genera estrés mecánico, se reduce el flujo de savia o se daña la punta de crecimiento, lo que puede ralentizar el desarrollo o hacer la planta más vulnerable a enfermedades fúngicas.

Además, desde el punto de vista operativo, el twisting implica una mano de obra más especializada y costosa, con tiempos de instalación significativamente más largos para cubrir la misma superficie. Esto se traduce en costes crecientes en mercados agrícolas con falta de operarios expertos.

Clipping: innovación y precisión al servicio de la planta

El clipping introduce un enfoque más rápido y ergonómico para el guiado de plantas. A través del uso de clips, el tallo se fija suavemente al hilo tutor, sin torsiones ni presiones que comprometan el crecimiento.

En un entorno profesional de cultivo, se estima que mediante clipping se pueden instalar entre 600 y 900 plantas por línea, lo que implica una ganancia operativa sustancial frente al método manual tradicional de twisting. Este rango operacional permite optimizar la dedicación del equipo, ofrecer menores costes laborales por unidad de planta guiada y aprovechar mejor la cuadrícula productiva del invernadero.

Desde la perspectiva agronómica, el clipping también reduce los riesgos de daño al tallo o a la punta de crecimiento, gracias a la eliminación de la torsión excesiva. En entornos donde la consistencia y rapidez importan (por ejemplo, en producciones intensivas de tomate en invernadero), esta ventaja puede marcar la diferencia entre un cultivo más estable o uno con variabilidad.

Consideraciones agronómicas y operativas

  • Experiencia del equipo: Si tu equipo cuenta con operarios muy experimentados en twisting, este método puede seguir siendo viable. Pero la falta de personal cualificado hace que la técnica sea de alto riesgo operativo. La pérdida de productividad durante los periodos de formación de nuevos operarios se estima en unos 4 meses hasta que puedan trabajar de forma totalmente autónoma.
  • Escala del cultivo: En producciones a gran escala o donde el tiempo es crítico, clipping es la técnica más adecuada para mantener la uniformidad y reducir el tiempo de trabajo.
  • Espesor del tallo y hábito de crecimiento: En cultivos donde el tallo es más grueso o el hábito de la planta exige menor torsión, el clipping suele ser favorable.
  • Coste total vs especialización: Aunque el twisting no requiere material adicional, los costes de mano de obra y riesgo pueden superar los ahorros. Además, hay que considerar la pérdida de productividad durante los periodos de formación de nuevos operarios, estimada en unos 4 meses hasta alcanzar plena autonomía. Por el contrario, el clipping implica material (clips), pero la reducción de mano de obra y de errores puede compensar ampliamente.

Hacia una horticultura más eficiente y sostenible

En la horticultura profesional, la tendencia está clara: primar técnicas que ofrezcan estabilidad, velocidad y menores costes humanos, sin sacrificar la calidad del cultivo. En ese sentido, el clipping es una evolución lógica frente al twisting en muchos escenarios.

No obstante, la elección final no debe ser binaria ni automática. La decisión debe basarse en el análisis del cultivo, el tipo de planta, la experiencia del equipo operativo, los costes laborales, y los objetivos productivos. La mejor técnica será aquella que optimice la relación entre rendimiento, calidad del fruto, coste operativo y riesgo.

En definitiva: si el objetivo es maximizar eficiencia, minimizar mano de obra cualificada y reducir variabilidad operativa, el clipping es hoy la opción más adaptada para producciones hortícolas exigentes. Pero en situaciones de alta especialización con operarios expertos y cultivos particulares, el twisting sigue manteniendo su legitimidad técnica.

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